22 sept 2010

La medusa venenosa de la poética


A Felipe Saez Riquelme lo conocí sin conocerlo, era una clase no del todo aburrida de Sociología del Lenguaje, cuarentayocho mujeres - dos hombres, todos estudiantes de letras y en especial de lingüística, de entrada supe que ese chico pequeño y carcomido, una especie de cuerpo gramsciano chileno era poeta, o en fin, estaba acostumbrado a leer las entrañas de los dolores, una forma mas de ser lo que no se debe ser. Años mas tarde leería sus poemas en una Antología de la cual participaba, yo la abría y el casi me seguía de una manera espectacular, al punto que mis poemas quedaban reducidos a agua viva sin veneno, el era el puro veneno. Meses mas tarde organice la presentación de dicha Antología en Eterna Cadencia, mientras yo disertaba o intentaba decir algo mas o menos decente sobre las lógicas bajo las cuales se arma y se mueve la poesía contemporánea, además hable sobre las rupturas y continuidades con al generación del 90, en un momento, al fondo, casi oculto como una medusa repleta de veneno estaba él. Después le toco leer y resulto ser uno de mis poetas preferidos, la poesía de Saez Riquelme es de una manera u otra todo lo que no debemos ser, es chileno y eso en la poesía es como una carta de presentación digna, en cambio, para los poetas de las pampas y la patagonia la única presentación posible sigue siendo el olvido. Saez Riquelme en fin culmino de leer y automáticamente nos conocimos, supe en sus ojos conocer cada uno de sus tenebrosos retornos, cada uno de sus amores de fracaso, cada sueño partido en una etapa sin vida ni voz propia, supe, que la poesía, en ultima instancia, fue o es en un largo viaje hacia lo temerario, hacia la cobardía y la fortaleza, hacia el vacío y hacia el todo, un viaje donde las cornisas ruteras del paso a Suiza son meras cornisas aburridas.

JM. Primavera 2010

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