3 nov 2010

Pedidos


Al lado mio esta la lista de pedidos que dejo mi madre antes de irse para Mexico. La leo y la releo en busca de algo que verdaderamente necesite. Dos salames de Chajari, dos fundas para almohadas, tres packs de cerveza Corona, un kilo de lentejas naturales, dos kilos de dulce leche y algo mas que es incomprensible. Al frente mio el televisor ilumina cada tanto el papel. Afuera llueve, como en toda la ciudad supongo. De la siderúrgica, a pocas cuadras de casa, cada tanto viene el ruido de la sirena de los camiones haciendo marcha atrás, y en algunos momentos, el ruido de los caños al chocar uno contra los otros. La fabrica no se detiene aunque llueva, aunque hagan setecientos grados y la gente se este derritiendo, no por eso se va a detener. Ayer hubo una especie de manisfestacion por las calles de mi ciudad, pedían aumento de sueldo y reincorporación de los despedidos, mas de quinientos según un volante que nadie se ocupo de levantar de la calle. Un hombre de unos setenta años me toca el timbre y me pide pasar al baño, lo miro y le digo que espere. Lo veo mear con la puerta abierta, en mi remera escondo un cuchillo, no vaya a ser que se le ocurra querer robarme. Termina y me agradece, cruza y se vuelve a sentar en el mismo lugar de donde salio. En la tele ahora están pasando el clima. Lluvia y granizo para toda la ciudad. Acá ya llueve, por ende sera difícil que caiga granizo, o al menos, eso fue lo que lei en un libro de climatología que tenia que mi madre en la biblioteca.

En un libro de Biología leí algo sobre la erradicación del clavel del aire (Tillandsia aeranthos) que es una especie de plaga que crece en las ramas de los arboles. En la lista de mi madre figura también: Regar los arboles del campo, llamar a Pandirallo para que fumigue el campo en tiempo y forma, desmalezar los arbustos y limpiar los arboles de la puerta del clavel del aire. Mi hermano no hizo nada de eso, por mi parte, solo me limite a limpiar los arboles de la calle. Al campo no fui, me queda lejos, unos treinta o cuarenta kilómetros en el mejor de los casos, en el peor, unos setenta. A Pandirallo no lo llame porque no tengo el teléfono, y a decir verdad, mucho no me interesa hablar sobre posibles plagas en el cultivo de la soja o el maíz, depende cuanto llueva. Mi hermano tiene arriba de su escritorio dos libros sobre las plagas de la soja. La mayoría son bichos, como la Oruga medidora (Rachiplusia un), las conocidas Chinches (Nezara viridula ), (Piezodorus guildinii), (Dichelops furcatus) o el barrenador menor (Elasmopalpus lignosellus) y el barrrenador del brote de la soja (Epinotia aporema). Me divierte mirar los dibujos, son todas orugas que bien podrían servirse fritas en platos chinos.

Suena de nuevo el timbre, miro por la ventana y es el mismo hombre con necesidad de hablar. Salgo a la puerta y me pregunta si pasan rapidos los colectivos. Le respondo que si, aunque no tengo idea. Nunca me los tomo, parecen colectivos heredados de Cuba quien a su vez los heredo de la ex- URRS quien a su vez trasnformo camiones de la Segunda Guerra Mundial en colectivos. Me cuenta que viene de lejos, de un barrio a unos diez kilómetros de Zarate, un pueblo de campo, creo que me dice, aunque a decir verdad no tengo, ni pienso tener, conocimiento del mismo. Me muevo en auto, en el de mi padre, que cada vez que parte hacia Mexico me pide que se lo cuide, aunque la primera vez que se fueron lo choque en la esquina de un bar saludando a unos amigos. Le rompi las dos opticas y el paragolpe. Salio mil quinientos pesos el arreglo, el seguro no pago nada. El viejo me cuenta que tiene diez hijas y por ende, unos treinta nietos. Le pregunto si recuerda todos los nombres. El viejo me responde que le da lo mismo. Nunca penso en aprender tantos nombres, hasta no sabe los nombres de cuatro de sus hijas. El colectivo se quedo a dos cuadras, eso nos cuenta un chico que pasa caminando con una bolsa del supermercado. A solo dos cuadras se ve la multitud esperando el otro colectivo. De lejos parecen una especie de tribu en asamblea, discuten, se juntan, se alejan, se insultan y vuelven a juntarse. Dos horas mas tarde la turba parece emprender el camino de vuelta a pata, el señor resignado los sigue.

En la tele vuelve a pasar el pronostico. Parece que el sol puede llegar a salir en cualquier momento. Miro para afuera y solo veo unas cuantas nubes apiladas arriba de la fabrica. De lejos parecen una especie de cohete futurista. La noticia del día en los noticieros es una pelea entre “un joven de veintidós años apuñalado por un remisero”. Aparentemente todo empezó porque el remisero le chiflo a la novia del pibe, después muy bien no se sabe que paso. El pibe apareció en el hospital con un cuchillo clavado en una pierna. Por lo que aseguro, aun con el cuchillo en la pierna, frente a las cámaras, rodeado de unos cuantos vecinos indignados, que el remisero se lo había clavado sin mediar mas palabras, que “hola”. Las nubes cohetes siguen ahí arriba, el noticiero ahora vuelve a decir que va a llover. “Intensamente a lo largo de las horas, despejando por las primeras horas de la noche.”

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