31 ago 2009

Antologias del Toro Blanco

Siniestro delirio amar a una sombra
Alejandra Pizarnik


Veo pasar el aire que se escurre entre mis dedos, y todavía presiento un final abrupto de un cuento abrupto de una antología abrupta de una colección de antologías abruptas de una biblioteca de colecciones de antologías abruptas, y así podría seguir enumerando, hacia el infinito, la condición abrupta de un final abrupto. Pero claramente no es eso lo que me trae aquí, cerca de ti, en los bordes que me separan de las líneas que rozan mi espalda, la tuya, la de quien sea, incluso, tal vez, la espalda de la biblioteca de antologías abruptas de cuentos con finales abruptos, pero seguramente, la determinación del espacio no es redundante para este tipo de casos, estoy seguro, que el espacio solo delimita la cercanía al otro cuerpo presente, al otro cuerpo y al otro cuerpo y al otro cuerpo y al otro cuerpo, y así obviamente podría seguir casi hasta el infinito en una enumeración de cuerpos apilados, unos sobre otros, con la notable espera de que el final no prospere hacia algún lugar. El paso de los días me demuestra notablemente mis errores, no haberme perdido aquel día en el bosque, en el que hubiese podido sucumbir en la fauces de un lobo, un oso o en el peor de los casos de un toro, tal vez las del toro blanco que penetra ninfas. El sol no alcanza para darme vida, pero tampoco muerte. La escalera que me toca subir, es áspera y repleta de moho, como las paredes de tu espalda, las de la biblioteca y las de la antología lineal y abrupta que me obliga a predecir el futuro. Veo, veo, veo cuerpos, veo, veo, veo líneas, veo finales, veo abruptas pendientes, veo moho en las hojas de tu libro, veo, veo, veo espejos que devuelven mi cara deforme, mi cara relamida por el viento que castiga mis llagas, veo mi boca-astillas, gemir con el dolor de tu presencia, veo, veo, veo que estoy rodeado de antologías abruptas de cuentos con finales abruptos, por fin me veo, reflejado en un lago de múltiples colores, reflejado al final, donde no hay camino para elegir.


JM. Ka. 9-2009

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